Las condiciones del trabajo en la Terra Alta son duras, con temperaturas extremas, un ambiente árido y un suelo calcáreo que dificulta el trabajo de la tierra.

Estas condiciones han forjado un carácter especial a la gente de la Tierra Alta. Un carácter tenaz y un coraje que ha ido pasando de generación en generación.

Y fue un invierno hace 50 años que cambió la historia de la Tierra Alta. Muchas olivos, mayoritarias en la zona, se tuvieron que arrancar por una gran helada. El paisaje ha ido cambiando desde entonces. Una variedad de uva, ya presente desde hacía siglos, ha ido ganando terreno. Una variedad que, como los agricultores de la Terra Alta, se ha fusionado con este clima árido y extremo para responder, curiosamente, con lo más opuesto, naturalidad, frescura y alegría.

Hoy, el esfuerzo de todas estas generaciones que han luchado y nunca se han rendido da sus frutos. Han conseguido Ilusionar a los hijos ya los nietos con el trabajo de la tierra. Han conseguido trabajar con un objetivo común.

Hoy es un momento emocionante, y ha llegado el momento de creérselo.
Hoy, cuando se habla de la Garnacha, se habla de la Terra Alta.